Las prisas no son buenas consejeras.

Las prisas no son buenas consejeras.

Vivimos en la sociedad de las prisas, y me atrevo a decir que el buen trabajo es incompatible con las prisas. No se puede sentir orgullo de algo hecho a toda velocidad. Un buen desarrollo y una buena ejecución es cuestión de tiempo, es un proceso costoso, pero no caro, el tiempo es el nuevo lujo. Con prisa no puedes reflexionar cómo se ha fabricado aquello que compras.

Con prisa no puedes preguntarte de dónde vienen los materiales y cómo se han obtenido, o cuánto contaminan. Y ya ni te cuento en qué pasará con esos zapatos  cuando no vayas a ponértelos más...

Compra a conciencia, despacito, no abandones una buena inversión que te puede durar en el tiempo. Tenemos que calzarnos, y nos gusta calzar bien, pero calma. 

Si no logramos bajar el ritmo al que compramos y al que producimos, seguiremos generando más basura de la que no podemos gestionar. 

 

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